lunes, 17 de febrero de 2014

MADRE



Por las delicada sienes
de mi bendita y santa madre,
asoma el sudor y el cansancio
fruto de su cotidiano trabajo.
A veces corre una lágrima
y nubla su tierna mirada,
por la tristeza que la vida
con dolor a veces nos convida.
Tiene adornado sus cabellos
por el polvo del camino de la vida,
parecen a veces hilos de plata
como regalo de esta vida ingrata.
Sus brazos me estrechan
junto a su caluroso pecho,
que, lindo, es tener madre
para poderla besar.
Gracias madre mía
compañera de mi soledad,
refugio de mi tristeza
y sonrisa de mis alegrías.
Gracias, bendita y santa madre
por los cuidados de mi niñez,
por ser brújula en mi juventud
peldaño en la escalera de mi vida,
mano extendida para levantarme
de las caídas de esta triste vida...
Que las aves canten para ti
que los guerreros se rindan ante ti,
porque el amor es tu espada
y tu perdón el escudo en la batalla
Que, importa que el cielo llore
que importan los sueños rotos,
mis ilusiones perdidas
si te tengo a ti madre buena.
Contigo encuentro la paz
y veo sonreír a Dios,
siento el calor del radiante sol
y tengo la furia del mar.
Te doy gracias santa madre
por haberme dado la vida,
pero más gracias doy a la vida
por haberme dado madre.

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