La sirena ha sonado
y se deben congregar,
los héroes silenciosos
a cumplir con su deber.
Mientras ellos han partido
a sofocar el fuego voraz,
tú quedas, preocupada y triste
y orando te sientas a esperar.
Ellos han salido en el auto bomba,
y te preguntas si volverán,
porque la muerte que nunca avisa
tal vez muy pronto los encontrará.
Pero a pesar de tu tristeza
siempre orgullosa estás,
de tener un esposo bueno
que para ayudar listo siempre está.
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