Cantaste a mi pueblo
cantaste a mi ciudad,
a la madre y al niño
al amor y a la amistad.
Deleitaste con tus canciones
que las hiciste con amor,
cantaste con tristeza y llanto
y nos llenaste de tu encanto.
Viniste a este gran mundo
cargado de lindas melodías,
para compartir tu mensaje
con tu gente día tras día.
En la casa, en la cantina
en el pueblo, en la ciudad,
tus canciones siempre suenan
entre cerveza y champán.
Canción tras canción
tu vida se fue agotando,
y un día tu corazón
de latir se fue cansando.
Y vino la bendita muerte
con saña y alevosía,
te apretó, entre sus brazos, muy fuerte
y te apartó de esta nuestra vida.
Cuando el sol ya no mostró su cara
y tu espíritu voló hacia Dios,
dejaste en nosotros llanto y tristeza
y tú recuerdo grabado en nuestro corazón.
Quizá ya no estás entre nosotros
pero en tus canciones siempre vivirás,
como en Elsa o en fatalidad
y por siempre con nosotros estarás.
Porque mientras tus canciones suenen
para nosotros tu mismo cantarás,
y harás que nuestro corazón te recuerde
todo el tiempo y en todo lugar.
Porque tú, querido julio, siempre vivirás
en el alma y el corazón de tu gente,
que por siempre te recordará.
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