Del cielo bajó un niño
con el resplandor del sol,
para brindar al mundo
su libertad, su luz y su amor.
En una gruta triste y fría
nació el Señor Jesús,
para llenar al mundo de alegría
con el resplandor de su luz.
Señor humilde y desvalido
pobre, sin techo y sin abrigo
viniste a darnos tu amor,
y a colmarnos de bendición.
Por eso niñez, vejez y juventudes
alaban y bendicen a Dios,
volviendo la mirada al cielo
inmensidad de la creación.
Dando gracias por haber dado al mundo
un niño tan grande y bueno,
donde se refleja alegría y amor,
y al recordar su nacimiento
se escuchan voces gritar,
ya viene, ya se acerca
la alegría, la felicidad
ya viene ya se acerca
el encanto de Navidad.
Más no todo es alegría
y no todo es felicidad,
porque con hambre y sed de justicia
es muy triste la Navidad.
Porque hay niños en las calles
pidiendo un pedazo de pan,
y todos pasamos de largo
sin detenernos ni a mirar.
Porque aún hay distinciones
y el racismo a cada segundo,
porque la injusticia crece día a día
y falta conciencia en este mundo.
Esto debe recordarnos siempre
tu nacimiento señor Jesús
humilde, desnudo desamparado y triste,
con tus padres, en espera de unos
y buscado por el odio de otros.
Ayúdanos señor a sentirte en el alma
ayúdanos Jesús a buscarte día a día,
para amarte con todo el corazón.
A verte en cada niño triste
para llenarlos de felicidad
luchar por un mundo más justo
y entonces si poder hablar de navidad.
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