Como un ser divino
enviado por Dios,
viniste a este mundo
para aplacar el dolor.
Con tus manos nobles y tiernas
con cariño tu tarea sabes cumplir,
para curar y salvar vidas
y a tus pacientes verlos sonreír.
La noche fría ni el caluroso sol
son obstáculos para tus tareas cumplir,
tampoco el trabajo agotador
impiden que cumplas con tu vocación.
Cual Cristo del enfermo su cabecera
dispuesta estas por su vida luchar,
porque eres la dulce enfermera
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