lunes, 17 de febrero de 2014

MUJER DE LA CALLE



Envuelta en el silencio de la noche
con tu vestido sexi y la boquita pintada,
busto al aire y exhibiendo tus curvas,
con el rostro sonriente y quizá con el alma triste,
tal vez afligida y llena de desprecio y odio
vendiendo caricias  muy ajena al amor.
Cobrando por pecar, mientras otros pagan por pecar
escucho en tus pasos el sonido de los tacones,
mientras sensualmente mendigas comprensión
de una sociedad puritana, moralista y castigadora
que te juzga con crueldad sin mirar,
la necesidad, el engaño, la desilusión
la explotación sexual, el abuso y la incomprensión
de la que a veces eres víctima y sin piedad.
En medio de la soledad de una noche fría
estancada quizá en la incertidumbre y en la indiferencia
de una sociedad que te juzga y reclama principios y valores,
pero no juzga el abandono, el olvido y jamás analiza los motivos
por los cuales están llenos los cabarets y los burdeles.
No juzga al violador, al padre irresponsable ni al proxeneta explotador
que en vez de darte esperanzas de un mañana mejor
hace más horrible la pesadilla poniéndole precio a tu error.

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