En la mansedumbre de la noche
en mi profundo sueño pude divisar
una estrella que relumbrante y hermosa
sobresalía en el horizonte llena de candor
cual destello de una bella diosa
que altiva iluminaba a mi nación.
Acaso era el milagro con que Dios premiaba
a los grandes pueblos de mi Ecuador,
sí, era Pasaje mi ciudad santa,
hermoso paraíso de Dios,
gracias señor por darme alegría tanta
al regalarme este tesoro de tu creación.
Supe entonces que la tarea loable
que el maestro la hizo con amor,
pues con trabajo fecundo e incansable
te convirtió en una ciudad llena de valor
para guiar por el sendero intachable
y por siempre tus hijos se llenen de honor.
Quizá ni el mejor coro de artistas podía,
entonar una canción con delicadeza
sin embargo, el Jubones cantaba su melodía
y se rendía ante hermosa
princesa
llenándote con toda su armonía
de felicidad, alegría y nobleza.
Entre los sueños más hermosos de mi vida
en todo momento pedía en mi oración,
que Dios desde el cielo con amor te mire
y te colme de riqueza y bendición,
para que a tus hijos siempre inundes
de valor, pujanza y pundonor.
Al creador le pedía incansablemente
que seas el pueblo de su predilección,
que seas siempre noble y grande
entre los tesoros de mi nación,
y que en tus hijos vivas eternamente
cautivo y preso de su mente y de su corazón.
Tanta belleza de un sueño interminable
quizá ilusiones de un soñador,
que verte siempre quiere altivo y noble
no solo en sueños y su imaginación,
sino que siempre de bendiciones Dios te colme
y a tus hijos los llenes de sagrado amor.
Despierto lleno de alegría y con profunda emoción
te doy gracias Dios, por este dulce manantial,
gratitud eterna por esta ciudad santa,
por acogerme en su seno maternal,
gracias, por llenar mi vida de alegría tanta
y hacer de mi existencia un madrigal.
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