lunes, 17 de febrero de 2014

QUERIDOS HIJOS



Tiernos luceros que en la noche
mi vida por siempre, guiarán,
porque en vuestro corazón tierno
el odio y el rencor jamás existirán.

Serán por siempre las rosas
que mi vida con su aroma inundarán,
serán por siempre la melodía
que mi corazón con sus notas alegrarán.

Serán en el desierto cual oasis
donde mi sed de amor saciaré,
serán el terreno fértil
donde mis ilusiones crecerán.

Jamás se apagará la luz de mi amor
por ustedes tiernos angelitos,
pues son mis hijas a quienes tanto amo
y por siempre tendrán mi cariño y abrigo.

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