En el firmamento nocturno
en cada estrella admiro tu resplandor,
quizá agobiado o tal vez taciturno
porque eres madrecita mi nido de amor.
Bálsamo suave y mágico
estrella llena de divino fulgor,
sol radiante que das abrigo y alivio
a mi vida con mucho amor.
Dulce madre, noble y buena
mística rosa del jardín de mi vida,
que embriagas y perfumas con alegría
cada momento que el destino me convida.
Delicioso néctar que alimento das
a cada fibra de mi corazón,
hermosa perla sacada del mar
que vives muy dentro de mí y me llenas
de paz.
Faro inmortal que siempre me guías
en las turbulentas olas de mi
existencia,
para que a puerto seguro pueda zarpar
y que nunca la tristeza lleve mi barco
a la deriva.
Que Dios premie tu virtud de amar,
que dios bendiga cada instante de tu
vida,
que jamás sienta en mi corazón el dolor
de tu ausencia madre dulce y buena.
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