Si siempre fuiste primavera,
y siempre fuiste amistad,
mujer, porqué me abandonaste
dejándome en la soledad.
si fuiste mi luz y mi guía,
siendo mi esperanza y mi ilusión
porqué entristeciste mi vida
y heriste a mi pobre corazón.
Si de ti siempre hice,
poesía y una gran canción
no puedo decir que te quise
sino que te adoré como se adora a Dios.
Hiciste noche de mi día,
llenaste mi vida de agravios,
si siempre te amé con porfía
por qué, de amor, sedientos quedaron mis labios.
Si en el jardín de tu vida,
sembré rosas de ilusión
por qué, al final de la jornada
coseché espinas de desilusión.
¡Ahora!
Conduélete mujer amada
de mi enfermo corazón,
y quita la espina que clavaste
en mi pecho con tu desamor.
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