Como el río que se desvió de su cauce
buscó y recorrió otra rivera,
más hoy vuelve a su origen
dejándome desolado y triste.
Eres como las olas del mar
inquietas y juguetonas,
vienes con alegría a la playa
la besas, la dejas triste y te vas.
Así a veces es la felicidad
del corazón que sabe amar,
no sabe en qué momento acaba
destrozado de dolor por una daga.
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