Señor mío y Dios mío
me invitaste a ir en pos de ti,
y sentí en el fondo de mi corazón
el deseo ferviente de seguirte.
Más al tomar el arado
sentí el deseo al mirar hacia atrás,
entonces cegado por el pasado
por la vida fácil que me dio,
abandone el camino que me señalaste
y la ruta de mi vida cambié.
Regresé de nuevo al pecado,
volví de nuevo a la basura,
a la podredumbre de la vanidad
me llené de soberbia y orgullo
y ya no quise saber nada de ti.
Pero grande es tu misericordia
que no me abandonaste en mi soledad,
y nuevamente como padre bueno
me diste una oportunidad.
Me tomaste entre tus manos
y una vez más con tu gracia,
mi alma pecadora convertiste
porque tú eres grande y bueno
Oh glorioso padre mío.
si en el camino de la vida
se me pega el polvo del pecado,
resplandece la blancura de tu gracia
y limpia la basura que llevo encima,
Por eso Señor no nos abandones,
acompáñanos hoy y siempre
porque somos débiles y flaqueamos,
aparece la tentación y caemos
en el charco sucio y mal oliente
del pecado y la maldad,
y en todo aquello que tú aborreces.
Porque tu Señor eres puro y santo
misericordioso y bueno que nos animas
con la alegría de vivir cada día
disfrutando de la grandeza de tu
creación
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