Mi vida ya está agotada
por ilusiones sin esperanza,
por eso en mi pecho está clavada
de sufrir una dolorosa lanza.
Un día quise entregarte mi amor
y terminar con esta vida de dolor,
pero Dios quiso que siga herido
y muy triste mi corazón.
Quizá no nací para amar
sino tan solo para sufrir,
enseñándoles a mis ojos a llorar
hasta que de este mundo tenga que partir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario