Parece que la felicidad
paseaba por algún lugar,
cuando triste estaba mi vida
y el alma la tenía dolorida.
Solitario y triste caminaba
por las sendas del destino,
mientras con el corazón desnudo buscaba
un ser que me de amor y cariño.
Pero un día de los tantos
que cruzaron por mi vida,
esos días llenos de encantos
que cerraron de mi corazón la herida,
abierta por el dolor y el desengaño
el desprecio y el desamor,
pues cuando busqué con tanto empeño
tan solo encontré engaño y dolor.
Pero fue así como un día
tropecé con la felicidad,
que sin darme cuenta y lleno de alegría
volvió a sonreír mi alma dolorida.
Es que tú, vida mía
llegaste a mí con la felicidad
para darme alegría tanta
con tu amor y sinceridad tan santa.
Porque al encontrarte a ti
de mi se alejó el dolor,
mis labios pudieron sonreír de nuevo
al tenerte a ti mi eterno y gran amor.
Será quizá que Dios al mirar
en este mundo mi triste caminar,
quiso acaso pagar mi tristeza y mi
dolor
contigo mujer llena de candor.
Cuando la felicidad paseaba
por algún camino de esta vida,
pude encontrarla al tropezar contigo
al encontrar en ti abrigo para mi alma
y para mi corazón paz y regocijo.
Es por eso que gracias doy a Dios
al darme a ti como bendición,
que al tenerte junto a mí
río, canto y hasta lloro de emoción.
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